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Miro Hacía las Alturas
Por Eliane Mariz.
Triste Gemido
Tanto tiempo yo caminé en círculos viviendo una triste rutina.
Herido no podía correr.
En medio del desierto me vi obligado a moverme lentamente.
Sus palabras fueron como un medicamento que curó mi corazón herido.
Jesús, conozco el dolor de tu ausencia.
Y sé muy bien que sin tu presencia no vale la pena mi existencia.
Tú eres como el aire que respiro y que tanto necesito.
Por favor, no me quite el Espíritu Santo.
Porque tú eres el aliento que me mantiene vivo.
Mientras lloraba amargamente la caída que yo misma busqué,
Estaba encarcelada por el dolor que torturaba mi alma.
Pero un día mis oídos oyeron
Algo más que mi triste gemido.
Tus palabras fueron como un medicamento que curó mi corazón herido.
¿Por qué me has desamparado?"
Tengo tantas marcas en mi alma
¿Dónde estabas cuando yo era atacada?
¿No me oía cuando afligida yo te llamaba?
"Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?"
Yo lloré contigo.
Los cielos escucharon mis gemidos.
Me acordé de tu Hijo
Que brutalmente había sido herido.
Y así como te he pedido
Fuerzas para proseguir, me has dado.
Aunque intenten matar mis sueños, confío en ti.
Nadie podrá impedir mis proyectos.
Así como Cristo, yo fui odiada.
Pero cómo él, voy a sonreír.
Se entregó
A cada paso suyo
era un paso que yo
daba en dirección a los brazos de Dios.
Cada lágrima que corría de tu mirada
Era una gota de amor derramada en mi favor.
De brazos abiertos
Se entregó
para que yo no esté lejos.
Me perdonó
y en su cuerpo están las marcas de mi salvación.
Y ni la muerte,
Ni el mundo,
Ni el pecado,
Ni los hombres,
Ni los dolores,
Ni la cruz,
Pudieran matar su amor por mí, Jesús.
Mi corona
Aunque vengan detenerme en las cadenas
Y me vea rodeada de lazos
Aunque enfrente a los leones
Y sea entregada en manos de pecadores.
Aunque tu Espíritu me lleve al desierto
Para que sea tentada por mi oponente
E incluso si me meten en el horno,
Para que mi fe sea refinada como la plata y el oro.
Que no detengan mi alabanza,
Que no maten mi amor por Ti,
Que no roben mi corona,
Ni destruyan mi esperanza.
Mismo que los ejércitos me rodeen
Y que las rocas me salgan bien
Abre mis ojos para que pueda ver
Que es mayor el que está conmigo.
Incluso enfrento a la cruz
Acuérdate de mí cuando venga tu reino.
Y que en tus manos encomiende mi espíritu
Para que pueda estar contigo en el paraíso.
Que no detengan mi alabanza,
Que no maten mi amor por Ti,
Que no roben mi corona,